Despacio, muy despacio, rozando el movimiento pero sin tocarlo, disfrutando cada paso, cada segundo.
Esa era la finalidad, pero es tarde, perdí todo mi tiempo en preparar los lugares en los que tenía que pisar en cada momento, poniendo colchonetas en el suelo para no hacerme daño si caía.
¿Para qué tanto esfuerzo? Si ahora siento la necesidad de empezar de cero, hacer como si el pasado no existiera, volver a empezar, construir mi vida, otra vez, agitándola, y sin darle forma, marcando las huellas que vaya dejando, sin vergüenza sin arrepentimiento, dejar la prudencia escondida y seguir, seguir adelante y no mirar hacia otro lado. Quiero saber si hay más formas de sentir la felicidad. Quiero flotar en el tiempo, sin caer, sin que exista la gravedad, sin miedo, pero con adrenalina.
Y es que la palabra perfección, es sólo eso, una palabra.